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Primera planta de tratamiento de aguas con microalgas en Argentina

En la sección Ideas de la Revista CPIC 461, se presenta un proyecto innovador desarrollado por la UBA y AySA, que utiliza microorganismos para depurar 12 mil litros de aguas residuales urbanas, reduciendo significativamente los contaminantes y generando un kilo de materia prima para biofertilizantes. Este éxito ha impulsado la intención de replicar la experiencia en diversas regiones del país.

Las microalgas, conocidas por sus múltiples aplicaciones que abarcan desde el ámbito medicinal hasta el alimentario, protagonizan la primera planta en Argentina dedicada a tratar aguas residuales urbanas y producir biofertilizantes. Este proyecto es llevado adelante por la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), la empresa Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) y otras instituciones.

Con tres reactores de 40 m², esta planta logra, en un solo día, eliminar hasta el 90% de la materia orgánica, el 95% del nitrógeno y el 50% del fósforo de las aguas tratadas, al tiempo que produce un kilo de bioinsumos. Debido a su viabilidad ambiental y productiva, con bajos costos energéticos y económicos, se busca replicar este modelo en distintos municipios y en empresas del sector agropecuario a nivel nacional.

Agustín Rearte, docente de la cátedra de Química Inorgánica y Analítica de la FAUBA, explicó que “las microalgas son organismos fotosintéticos que habitan en ambientes acuáticos como ríos, lagunas o piletas, y se emplean en la actualidad como suplementos dietarios para humanos y peces”. Rearte destacó que el interés en su uso como biofertilizantes y en el tratamiento de aguas residuales está en pleno crecimiento.

La planta, ubicada en la Planta Depuradora Sudoeste de AySA, en La Matanza, Buenos Aires, se diseñó para validar los buenos resultados obtenidos a nivel laboratorio en un entorno mayor. Rearte, quien también es investigador del CONICET, señaló que los reactores, conocidos como “raceways” por su forma, cuentan con un sistema de agitación que distribuye homogéneamente las algas, optimizando la exposición a la luz solar para maximizar su eficiencia. Este diseño permite reducir significativamente los costos respecto a una planta convencional y produce un bioproducto útil para la agricultura.

Además, la planta está equipada con sistemas de monitoreo y análisis que emplean inteligencia artificial, lo que facilita su optimización y permite prever su funcionamiento en otras regiones. Rearte destacó que esta tecnología podría ser adoptada tanto por el sector público como el privado, beneficiando a municipios con sistemas deficientes de tratamiento de aguas y establecimientos agropecuarios que necesiten gestionar grandes volúmenes de residuos.

Es posible acceder a Revista CPIC Nº 461 desde este link.