CPIC

EnglishPortuguêsEspañol

25 de mayo: Día de la Revolución de Mayo

El 25 de mayo de 1810 dio inicio al proceso revolucionario que culminaría con la independencia declarada el 9 de julio de 1816. Las luchas por la instauración de gobiernos nacionales y republicanos en América Latina se extendieron a lo largo del siglo XIX.

Entre el 18 y el 25 de mayo de 1810, tuvo lugar en el Río de la Plata el proceso revolucionario que representó el primer gran paso hacia la creación del Estado argentino. Hasta ese momento, el territorio formaba parte de un virreinato bajo el dominio de la monarquía española, lo que sometía su comercio a las decisiones del imperio europeo.

Las colonias americanas, incluido el Virreinato del Río de la Plata, creado en 1776, solo podían comerciar con España, lo que afectaba gravemente la economía de las colonias al limitar sus intercambios comerciales.

En esa época, Francia e Inglaterra eran las principales potencias comerciales. Napoleón, buscando invadir Portugal, aliado de Inglaterra, y su principal rival, invadió España, destituyó al rey Carlos IV y apresó a su hijo, el heredero Fernando VII. Estos eventos tuvieron un gran impacto en las colonias españolas, que vieron una oportunidad para actuar ante la crisis política del gobierno español.

La Primera Junta, encabezada por Cornelio Saavedra, se opuso al dominio de la Junta de Sevilla, que gobernaba en nombre de Fernando VII. El 25 de mayo de 1810, una multitud se reunió en la Plaza de la Victoria, hoy conocida como Plaza de Mayo, exigiendo la renuncia del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros.

A pesar de su resistencia, Cisneros fue forzado a dejar el cargo, lo que permitió la formación de una nueva Junta, compuesta por patriotas, un hito clave en el establecimiento del primer gobierno criollo. Aunque en los primeros años se mantuvo una formal lealtad al rey de España para evitar una ruptura definitiva, la Junta logró consolidar un gobierno propio.

Hoy conmemoramos el 25 de mayo de 1810, recordando el momento en que el pueblo defendió la soberanía nacional. Al igual que en aquel entonces, es esencial reconocer la importancia de seguir contribuyendo a la construcción de una Argentina más justa, inclusiva, democrática y ética.