Investigadores de la Universidad Northwestern han desarrollado un innovador material de construcción con carbono negativo, utilizando recursos abundantes como agua de mar, electricidad y dióxido de carbono (CO₂). Este avance se enmarca en la creciente búsqueda global de métodos efectivos para capturar CO₂ del aire y almacenarlo de forma segura, en un esfuerzo por mitigar el cambio climático.
A diferencia de las estrategias tradicionales que simplemente capturan CO₂ para su almacenamiento subterráneo, el enfoque de Northwestern no solo captura el gas de efecto invernadero de manera permanente, sino que lo transforma en materiales valiosos para la industria de la construcción, como hormigón, cemento, yeso y pintura. Este proceso también produce hidrógeno como subproducto, un combustible limpio con aplicaciones potenciales en transporte y otros sectores industriales.
El proceso desarrollado consiste en inyectar CO₂ en agua de mar mientras se aplica una corriente eléctrica, lo que provoca la transformación de los iones y minerales disueltos en partículas sólidas. Estas partículas pueden retener más de la mitad de su peso en CO₂, convirtiéndose en un efectivo sumidero de carbono. El material resultante ofrece el potencial de reemplazar la arena en la producción de hormigón y otros componentes de construcción, atrapando CO₂ de forma continua en el proceso.
Este avance podría representar un paso fundamental en la transición hacia un futuro más sostenible, donde la construcción no solo minimice su huella ambiental, sino que también contribuya activamente a la captura de carbono y la lucha contra el cambio climático.
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