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La oficina a través de la tecnología

En la sección “Estudios” de la Revista CPIC Nº 463 se publica el artículo “La oficina a través de la tecnología”, que ofrece una mirada profunda sobre cómo la evolución tecnológica ha transformado —y continuará transformando— el diseño de los espacios laborales, las formas de trabajar y las habilidades necesarias para afrontar el futuro.

La relación entre tecnología y oficina es inseparable y dinámica. A lo largo de la historia, cada avance tecnológico ha reconfigurado no solo los espacios físicos de trabajo, sino también las modalidades laborales, los vínculos profesionales y los modelos organizacionales. Desde la máquina de escribir hasta la Inteligencia Artificial (IA), pasando por los dispositivos móviles, la nube, los algoritmos y las redes 5G, las innovaciones han ido redefiniendo el modo en que concebimos el trabajo. Hoy, la oficina ya no es necesariamente un lugar fijo, sino un entorno cada vez más híbrido, digital y descentralizado.

El artículo plantea que, tras el punto de inflexión que significó la pandemia en 2020, se aceleró la transición hacia modelos laborales más flexibles. Esta transformación, lejos de detenerse, se profundiza con la incorporación de tecnologías emergentes como la IA, el aprendizaje automático, la robótica y la nanotecnología, que prometen cambios tan disruptivos como los que alguna vez generaron la electricidad o Internet. Frente a este nuevo escenario, el concepto de productividad se desvincula de un escritorio y se articula con conectividad, colaboración remota y toma de decisiones apoyadas en datos.

Más allá del impacto tecnológico, el texto subraya el rol crucial del factor humano. La clave para adaptarse a un entorno en constante cambio no reside en frenar el avance, sino en ampliar la capacidad de adaptación de las personas y las organizaciones. La flexibilidad, la curiosidad, el aprendizaje continuo y la apertura al cambio se vuelven habilidades estratégicas. La idea de ser aprendices permanentes se impone como requisito esencial para permanecer vigentes en un mundo donde muchas de las herramientas con las que trabajaremos aún no han sido inventadas.

En este contexto, las oficinas del futuro deberán contemplar no solo criterios funcionales, sino también emocionales, sociales y tecnológicos, priorizando el bienestar de las personas, la conectividad eficiente y la capacidad de transformación constante. Lejos de desaparecer, la oficina se reinventa: seguirá evolucionando junto a la tecnología, en un viaje compartido que define —y seguirá definiendo— la forma en que trabajamos y vivimos. 

Puede consultarse este texto completo – y muchos más – en Revista CPIC N°463, haciendo click aquí