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La planta potabilizadora de Recoleta

La planta potabilizadora de Recoleta, descripta en la sección Sistemas de la Revista CPIC 461, comenzó a gestarse en 1870, tras la insuficiencia de la Casa de Bombas de Recoleta para satisfacer las demandas de una Buenos Aires afectada por una epidemia de fiebre amarilla.

Este brote, que causó alrededor de 14.000 muertes en una población de 195.000, fue atribuido a la falta de saneamiento y al desbordamiento de aguas en la ciudad.

Para abordar esta crisis, el gobierno decidió expandir las instalaciones de Recoleta y desarrollar un sistema de desagües cloacales, proyecto que fue encargado al ingeniero inglés John Frederick La Trobe Bateman. Su plan, conocido como “Obras del Radio Antiguo”, incluía la provisión de agua y la construcción de desagües, y fue aceptado por el gobierno en 1872.

La piedra fundamental de la nueva planta se colocó el 15 de mayo de 1874. Gracias al “Plan Bateman”, la planta creció y se modernizó, con una capacidad proyectada para abastecer a 400.000 habitantes. Sin embargo, a medida que la población creció, la planta se volvió insuficiente. Para 1887, sólo abastecía al 10% de los 440.000 habitantes de la ciudad.

Ante la necesidad de una mayor capacidad de potabilización, en 1906 el ingeniero Agustín González diseñó un nuevo plan que llevó a la construcción de una planta en Palermo, que se inauguró en 1928.

Tras esta reubicación, los terrenos de la antigua planta fueron transformados en el Paseo de la Recoleta, y la Casa de Máquinas fue remodelada por el arquitecto Alejandro Bustillo para albergar el actual Museo Nacional de Bellas Artes, inaugurado en 1933.

Es posible acceder a Revista CPIC Nº 461 en este enlace.