Lograr la producción de hormigón sostenible implica cambios en los materiales utilizados y en los procesos de fabricación, requiere investigaciones y desarrollos tecnológicos para encontrar alternativas adecuadas y reducir las emisiones de CO2 asociadas.
El hormigón constituye el material de construcción ideal en muchos sentidos: se encuentra disponible a nivel local, es económico y perfecto cuando se integra con el acero, además de ser altamente duradero y fácil de trabajar.
Pero ecológicamente presenta ciertas problemáticas: es la segunda sustancia más utilizada en la Tierra después del agua, por lo que consume muchos recursos y su componente más importante, el cemento, es responsable de aproximadamente el 8% de las emisiones globales de CO₂, tanto por ser un proceso con alta demanda energética como por la química del cemento.
Según las regulaciones futuras, como el Pacto Verde Europeo, el Nuevo Acuerdo Verde de los Estados Unidos y la Estrategia Verde de China, lograr un hormigón sostenible tendrá un fuerte impacto positivo en la huella de carbono y en la tasa de reciclaje de la industria de la construcción.
En este sentido la industria del cemento, el principal componente del hormigón, se enfrenta a dos objetivos principales: la reducción del Clinker y el empleo de materiales alternativos.
Entendiendo que cada metro cúbico de hormigón demanda aproximadamente 900 kg de arena, 1.100 kg de áridos gruesos, 300 kg de cemento y 180 litros de agua para su uso, existen algunas posibilidades para asegurar y proteger los recursos en la mezcla de hormigón. Los mismos incluyen optimizar el contenido de cemento y agua, sumar nuevas fuentes de materias primas aplicadas y reducir la cantidad de hormigón necesario.
La optimización en la dosificación del hormigón tendiente a alcanzar los requisitos de los especificadores, garantizando una excelente relación rendimiento-costo sostenible, demanda de tres acciones, tales como:
1. Minimizar el uso de agua.
2. Maximizar la durabilidad.
3. Utilizar áridos alternativos.
Lograr maximizar los beneficios del hormigón implica acelerar significativamente el desarrollo temprano de la resistencia, una oportunidad que puede optimizar el tiempo de ciclo en la producción de elementos de este material, así como aumentar la velocidad de construcción y reducir la energía de calefacción especialmente en invierno.
La búsqueda de nuevos componentes alternativos ya está en curso y seguramente continuará durante décadas. Estos objetivos seguirán siendo un gran desafío que requiere el conocimiento de todas las partes involucradas para reducir las emisiones de CO2 y conseguir, finalmente, un hormigón sostenible.
Fuente: Sika Argentina.
Para mayor información sobre la temática recomendamos el texto “Hormigón Sostenible en Argentina: Estado del arte y buenas prácticas”, editado por el CPIC y accesible en: https://cpic.org.ar/hormigon-sostenible-en-argentina-estado-del-arte-y-buenas-practicas/