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Estrategias clave para reactivar la construcción en Argentina

En el presente texto, el Ing. civil Luis Perri, presidente del CPIC, entiende que la reactivación de la construcción en Argentina demanda una estrategia nacional la cual incluya planeamiento, reducción de costos y desgravaciones impositivas. La eficiente asignación de recursos, la capacitación de profesionales y la negociación ética de contratos de privatización también son cruciales. Instituciones como el Consejo Profesional de Ingeniería Civil juegan un papel clave en dicho proceso.

Desde la experiencia en el ejercicio de la ingeniería civil y del trabajo tanto en obras públicas como privadas, deseé formular algunas reflexiones. La decisión de reactivar la construcción debería formar parte de una verdadera estrategia a nivel nacional. Finalmente, luego de años de prédica infructuosa, llevadas a cabo por diversas instituciones vinculadas con ella, la opinión pública tomó conciencia de que una manera de brindar trabajo en todas las escalas sociales y en todo el país era la industria de la construcción.

Dentro de la citada estrategia merecen mencionarse varios aspectos fundamentales y necesarios, todos ellos conocido por la comunidad de profesionales, pero quizás no tanto por la opinión pública:

  1. La necesidad de un planeamiento estratégico a nivel nacional, teniendo en cuenta factores de tipo geopolíticos, regionales, comerciales y técnicos que otorgue un gran margen de maniobra y de posibilidades a la actividad privada, brindando desgravaciones impositivas para las zonas de fomento y aquellos sectores carenciados, conforme impulsan los países que crecen y se desarrollan.
  2. La factibilidad de obtención y de la eficiente asignación de recursos, tanto públicos como privados, de créditos internacionales y de la banca nacional, donde merece destacarse la necesidad de articular los recursos de obras públicas nacionales y provinciales.
  3. La posibilidad de un incremento en la cantidad de obras por reducción de los costos. En este punto, asignamos una especial importancia a la disminución del llamado “riesgo empresario”, cuya primera definición radica en “la chance del azar o de la pérdida comercial”, o también, “la incertidumbre de un evento o circunstancia que en caso de suceder implicaría un efecto en el alcance de los objetivos del proyecto”. La faz técnica del mencionado riesgo empresario se encuentra acotada a niveles muy razonables, debido a la alta calidad de los profesionales argentinos. Resta entonces atacar con dinamismo y empeño, la faz comercial o de recupero de la inversión. En este punto merece instalarse, no sólo en la opinión pública sino también entre los profesionales, empresarios y funcionarios públicos, la herramienta que nos permite la ley de fondos fiduciarios, para reducir los riesgos y con ello el precio de la obra, lo cual traerá aparejada una mayor cantidad de obras a iguales montos asignados.
  4. Jerarquizar y capacitar a los profesionales que trabajan en la administración pública, pues resulta primordial contar con interlocutores idóneos y comprometidos.
  5. Evidenciar en la opinión pública y en los comitentes, que los honorarios profesionales garantizan la eficiencia de las inversiones y que su pago resulta redituable a la luz de la mejora en los resultados obtenidos.
  6. La madura y ética negociación de los contratos de posibles privatizaciones de empresas hoy en poder del Estado nacional o concesiones, permitirá formalizar inversiones en infraestructura en dichos ámbitos.
  7. La necesidad de una extendida moratoria impositiva condicionada a la construcción de obras, supervisada y avalada en todo el país por profesionales independientes, registrados/as en sus respectivos Colegios o Consejos.

Nuestro Consejo Profesional de Ingeniería Civil (CPIC) ha llevado a cabo distintas desinteresadas intervenciones ante las autoridades, brindando su fundamentada opinión en temáticas en las cuales permanecía en juego el bien común, ofreciendo su colaboración respaldada en una matrícula cercana a los 7.000 profesionales de la ingeniería civil y técnicos, los cuales se elevan a más de 60.000 en todo el territorio nacional. Otro tanto pueden aportar los profesionales del ámbito de la arquitectura o de las ingenierías específicas.

Profesionales altamente calificados se encuentran disponibles. La posibilidad de reducir los costos también conforma una realidad con una incipiente experiencia en marcha. También se detalló la posibilidad cierta de incrementar significativamente la asignación de los recursos destinados.

Los medios de difusión están apostando a favorecer a la producción de bienes y servicios. Parecería que los vientos son favorables.

Trataremos entonces, con todas nuestras fuerzas, de observar la obligación profesional de cumplir con el mandato de generar fuentes genuinas de empleo, en base a esfuerzo, energía y amor por la tarea que desarrollamos. Recibiremos algún día como pago el reconocimiento de una sociedad que necesita y reclama dirigentes comprometidos con el bien común.