Bajo las aguas del mar Báltico se construye el túnel Fehmarnbelt, un enlace ferroviario y carretero de 18 kilómetros que unirá a Dinamarca y Alemania, estableciendo un antes y un después en la conectividad de Europa. Con un presupuesto de más de 8.000 millones de dólares y una escala nunca antes alcanzada en este tipo de infraestructuras, será el túnel prefabricado más largo del mundo.
El túnel Fehmarnbelt es ya considerado una de las obras de ingeniería más ambiciosas del siglo XXI. Su construcción se desarrolla en la costa de la isla danesa de Lolland, donde un complejo industrial de más de 500 hectáreas alberga tanto el puerto logístico como la fábrica donde se producen los gigantescos elementos de hormigón armado y acero que conformarán la estructura. Cada uno mide 217 metros de largo por 42 de ancho, pesa más de 73.000 toneladas y alberga cinco galerías: dos para el tránsito ferroviario, dos para la carretera y una central destinada al mantenimiento y emergencias.
El procedimiento constructivo es tan innovador como complejo. En lugar de perforar el lecho marino, los ingenieros ensamblarán bajo el agua 90 segmentos prefabricados, alineados con una precisión de apenas 15 mm. Para ello se sellan los extremos de cada pieza, se les incorporan tanques de lastre y se remolcan flotando hasta la zanja excavada en el fondo marino. Una vez posicionados, grúas, cámaras submarinas y equipos guiados por GPS aseguran un encastre controlado milimétricamente, utilizando el sistema “pin and catch” que fija y arrastra los bloques hasta su unión definitiva. El resultado será un corredor que funcionará como una verdadera columna vertebral entre Escandinavia y Europa Central.

«El impacto del proyecto trasciende lo técnico. Con su puesta en marcha, el cruce entre Rødbyhavn (Dinamarca) y Puttgarten (Alemania) se reducirá a apenas 10 minutos en automóvil o siete en tren, reemplazando un viaje en ferry de 45 minutos. El trayecto Copenhague–Hamburgo pasará de cinco horas a dos horas y media, lo que potenciará el intercambio comercial, el turismo y la logística ferroviaria en una de las zonas más dinámicas del continente. Además, la reducción de 160 km en los recorridos evitará emisiones de carbono, alineando la obra con los objetivos de sostenibilidad de la Unión Europea.
La magnitud de la inversión —unos 8.100 millones de dólares, de los cuales 1.400 millones provienen de la Comisión Europea— confirma la relevancia estratégica de la infraestructura. Dinamarca y Alemania firmaron el acuerdo en 2008, pero las objeciones de operadores de ferry y de organizaciones conservacionistas alemanas retrasaron la iniciativa hasta 2020, cuando un tribunal federal dio luz verde al inicio de las obras. Para atender los cuestionamientos ambientales, el consorcio Femern implementa medidas de compensación como la creación de un humedal natural y recreativo de 300 hectáreas en terrenos ganados al mar.
El túnel se inaugurará en 2029 y se prevé que más de 100 trenes y 12.000 automóviles lo utilicen cada día. Su financiamiento se recuperará mediante peajes, en un esquema que estima un plazo de amortización de cuatro décadas. Pero más allá de los números, el Fehmarnbelt representa una oportunidad histórica para revitalizar zonas como Lolland, una de las regiones más rezagadas de Dinamarca, donde la obra promete atraer empresas, inversiones y empleo.
Con esta obra, Dinamarca no solo conecta su territorio con Alemania, sino que fortalece el vínculo de toda Escandinavia con el corazón de Europa. Se trata de un proyecto que bate récords técnicos, redefine la movilidad continental y deja en evidencia cómo la ingeniería civil puede transformar territorios enteros, acortando distancias y construyendo un futuro más sostenible.

