En la sección Estudios de la Revista CPIC Nº 464, el artículo “El proyecto inconcluso del MOP” analiza la historia del Edificio del Ministerio de Obras Públicas, símbolo de la arquitectura racionalista de los años 30 en Buenos Aires y testigo de un ambicioso proyecto urbano que nunca se completó.
El Edificio del Ministerio de Obras Públicas (MOP), inaugurado en 1936, se erige como uno de los iconos arquitectónicos más emblemáticos y a la vez incompletos de Buenos Aires. Situado en la Avenida 9 de Julio, fue diseñado por Alberto Belgrano Blanco con la intención de formar parte de un conjunto de edificios gemelos que nunca llegó a concretarse.
Su construcción reflejaba la carrera por la modernidad de la ciudad en los años 30, con un rascacielos de 22 pisos, estilo racionalista y 93 metros de altura, concebido para concentrar oficinas dispersas y proyectar una imagen de funcionalidad y simplicidad en contraste con los estilos ornamentales anteriores.
La historia del MOP comienza mucho antes de su construcción definitiva. En el siglo XIX, el terreno albergó proyectos como la Casa Modelo para Ejercicios Físicos y luego el Instituto del Profesorado Secundario, antes de ser destinado a la sede del Ministerio de Obras Públicas.
La aprobación del proyecto en 1933 y la rápida ejecución de su estructura en apenas 138 días hábiles reflejaron el fervor constructivo de la época, mientras Buenos Aires aspiraba a convertirse en una ciudad de rascacielos modernos. Sin embargo, los cambios en el trazado de la Avenida Norte-Sur, futura 9 de Julio, dejaron al MOP aislado y fuera de contexto, motivando la propuesta de un edificio gemelo que equilibrara la composición de la avenida, idea que nunca se concretó.
A lo largo de las décadas, el MOP se consolidó como un testimonio solitario de una visión urbana truncada. Su relación con la amplia avenida y la inauguración del Obelisco en 1937 acentuaron la sensación de incompletitud, mientras que modificaciones posteriores, como la incorporación de una antena, alteraron parcialmente su silueta.
Hoy, el edificio alberga el Ministerio de Salud y permanece como un referente de la arquitectura racionalista, un recordatorio de la ambición constructiva de Buenos Aires y del proyecto de simetría urbana que nunca llegó a realizarse, conservando en la memoria colectiva el ideal de un urbanismo más audaz y equilibrado.
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