El Consejo Profesional de Ingeniería Civil (CPIC) y la Oficina Anticorrupción (OA) organizaron un conversatorio para sensibilizar y capacitar sobre la implementación de políticas de integridad en el sector privado. La actividad abordó la Ley Nº 27.401, el uso del Registro de Integridad y Transparencia de Empresas (RITE) y promovió la articulación entre actores públicos y privados.
El martes 19 de agosto de 2025, de 13.00 a 14.30 horas, el CPIC llevó adelante un conversatorio virtual orientado a su matrícula e integrantes de su staff, con el objetivo de promover una cultura de integridad en el ámbito empresarial.
La actividad puso el foco en la Ley Nº 27.401 de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas y en la herramienta RITE (Registro de Integridad y Transparencia de Empresas y Entidades), como instrumentos capaces de prevenir la corrupción y fortalecer los Programas de Integridad en el sector privado.
Desde la Oficina Anticorrupción (OA), organismo rector en materia de integridad pública, se destacó la necesidad de crear puentes entre las políticas de integridad del Estado y del sector privado, potenciando el impacto positivo de la Ley Nº 27.401 tanto en procesos penales como en contrataciones públicas. Como autoridad encargada de establecer lineamientos para los Programas de Integridad, la OA reforzó su compromiso con la consolidación de una cultura ética compartida.
El Ing. Civil José María Girod, presidente del CPIC, abrió el encuentro destacando que la ética y la transparencia no son solo responsabilidades del Estado, sino también del sector privado y de la sociedad en su conjunto. Señaló que la promoción de estos valores resulta esencial para fortalecer la confianza en las instituciones y en los profesionales de la ingeniería civil, y subrayó la importancia del trabajo conjunto entre el CPIC y la Oficina Anticorrupción como medio para brindar herramientas concretas que permitieran consolidar una cultura de integridad en el ámbito económico y técnico.
En el marco del conversatorio RITE, el Ing. Carlos Vallet subrayó la relevancia de la iniciativa impulsada por la Comisión de Ética y Lucha Anticorrupción del CPIC, destacando la organización del encuentro como parte de los convenios de colaboración mutua suscriptos con la Oficina Anticorrupción. Señaló que este tipo de actividades resultan fundamentales para capacitar a los profesionales y, al mismo tiempo, visibilizar el flagelo que representa la corrupción en las obras públicas y privadas, reforzando el compromiso del sector con la transparencia, la integridad y la construcción de una cultura ética en el ejercicio de la ingeniería.
En esa línea, Carina Larocca, directora de Planificación de Políticas de Transparencia de la OA, puso el acento en la articulación público-privada como pilar fundamental para diseñar políticas anticorrupción sostenibles. Explicó que la Oficina promueve acciones que trascienden el ámbito público e integran al sector privado de forma permanente. Al presentar la plataforma RITE, la definió no solo como un registro o un instrumento de acreditación vinculado a la Ley de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas, sino también como una herramienta que robustece, promueve y visibiliza las políticas de integridad interna de las empresas. En su cierre, resaltó el reconocimiento internacional alcanzado por el RITE, su capacidad de adaptación a distintos contextos y su valor estratégico para prevenir la corrupción, tanto en el Estado como en el sector privado.
Por su parte, Paula Núñez, investigadora asociada de CIPPEC, describió el proceso de cocreación del RITE como un esfuerzo plural que reúne al sector público, empresas de diferentes tamaños, cámaras, asociaciones, academia y la sociedad civil. Destacó que esta construcción colectiva permite ajustar la herramienta a la diversidad de perfiles empresariales y aportó una riqueza de miradas que fortaleció el resultado final. Señaló además que el registro fomenta un clima de negocios más ético, facilita la implementación de programas de integridad y motoriza la debida diligencia entre empresas.
Finalmente, Marcelo Rogora, director de Integridad y Buenas Prácticas de AySA, compartió la experiencia de su empresa en la incorporación al RITE. Admitió que el proceso implicó replanteos internos, ajustes en los procedimientos y la adaptación de prácticas ya en marcha, pero destacó que la principal contribución de la herramienta no fue solamente cumplir con estándares legales, sino también fortalecer y dar visibilidad a los programas de integridad que la compañía venía desarrollando. Reconoció al RITE como un aliado en materia de cumplimiento normativo y en la consolidación de buenas prácticas.
Lo expuesto por los distintos participantes dejó en claro que el combate a la corrupción no puede ser tarea de un único actor, sino que requiere un compromiso compartido entre instituciones, empresas y profesionales. La construcción multilateral del RITE garantiza una herramienta inclusiva, práctica y relevante, capaz de adaptarse a las necesidades reales del sector empresarial.
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