La sección “Estudios” de nuestra Revista CPIC Nº 458 reflexiona respecto de la manera en que las economías mundiales revisan diversas formas de abordar los riesgos del cambio climático dentro del mandato de estabilidad financiera de los bancos centrales. El Bank for International Settlement advierte sobre un evento de “Cisne Verde” relacionado con el cambio climático, el cual sería responsable de acarrear consecuencias de gran alcance para el sistema financiero mundial.
La integración del análisis de riesgos relacionados con el clima en el monitoreo de la estabilidad financiera, constituye una actividad particularmente compleja debido a la radical incertidumbre asociada con un fenómeno físico, social y económico el cual se transforma constantemente e involucra intrincadas dinámicas y reacciones en cadena.
Las evaluaciones de riesgos tradicionales y retrospectivas junto con los modelos económicos climáticos existentes no son capaces de anticipar con suficiente precisión la forma que adoptarán los riesgos relacionados con el clima. Los mismos incluyen los denominados riesgos de «Cisne Verde»: eventos potenciales y extremadamente perjudiciales desde el punto de vista financiero responsables de la próxima crisis financiera sistémica.
En este contexto, distintas instituciones a nivel mundial advierten que el cambio climático podría desencadenar «eventos ecológicos responsables de provocar la próxima crisis financiera mundial”.
Para contener las consecuencias, dichas instituciones instan a la coordinación global entre los bancos centrales, los reguladores y los supervisores, incluida la eliminación de modelos de evaluación de riesgos retrospectivos inadecuados para estudiar las consecuencias de largo alcance producto de las perturbaciones climáticas.
Los bancos centrales representan un papel clave para evitar catástrofes, incluso mediante la búsqueda de mejorar su comprensión de los riesgos relacionados con el clima a través del desarrollo de un análisis prospectivo basado en escenarios. Pero los bancos centrales por sí solos no pueden mitigar el cambio climático.
Este complejo problema de acción colectiva requiere la coordinación de acciones entre muchos actores, incluidos los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y la comunidad internacional. Por lo tanto, los bancos centrales protagonizan un papel adicional para ayudar a coordinar las medidas para combatir el cambio climático. Entre ellas se incluyen políticas de mitigación del clima, como la fijación de precios del carbono, la integración de la sostenibilidad en las prácticas financieras y los marcos contables, la búsqueda de combinaciones de políticas adecuadas y el desarrollo de nuevos mecanismos financieros a nivel internacional.
Todas las citadas acciones serán complejas de coordinar y derivan en significativas consecuencias redistributivas las cuales deberían manejarse adecuadamente, aunque son esenciales para preservar la estabilidad financiera y de precios a largo plazo en la era del cambio climático.