Nos ha tocado escuchar, durante los últimos días, infinidad de información sobre las tarifas y la subvención de las mismas. Quisiera desarrollar este tema desde el punto de vista del consumo.
Lo primero seria plantearnos, como consumidores ¿cuál es nuestro comportamiento cultural en la vida privada?, ¿tenemos conciencia que estamos en presencia de un recurso escaso, y en consecuencia, llevamos a cabo un uso racional del mismo?
Lo segundo es qué podemos hacer desde nuestra profesión. En ese sentido, en el CPIC, su comisión de Eficiencia Energética viene presentando una destacada labor, la cual culmina cada año, desde 2017, en los Seminarios de Eficiencia Energética, con la participación de destacados profesionales nacionales y del exterior, mostrando el evento una elevada concurrencia. En los mismos, se desarrollaron temas como el etiquetado de viviendas, un aspecto vital, teniendo en cuenta que el consumo residencial representa el 27% del total del país, con la particularidad de permanecer atomizado, y ofrecer por ello, un gran potencial de mejora.
Con el Decreto N° 140/2007, el Poder Ejecutivo Nacional crea el Programa Nacional de Uso Racional y Eficiente de la Energía (PRONUREE), el mismo especifica que para las viviendas nuevas se gestione un sistema de certificación energética, la reglamentación en los aspectos relacionados a las características constructivas, hace hincapié en el aprovechamiento de las ganancias solares y establece la necesidad de introducir los criterios de eficiencia energética en las edificaciones, a través de los profesionales de la construcción, promoviendo el desarrollo de convenios de cooperación con diferentes actores para la introducción de nuevas tecnologías y prácticas constructivas. Para las viviendas en uso, indica desarrollar un sistema de incentivos para la disminución del consumo de energía, el cual incluya, por ejemplo, el financiamiento preferencial para aquellas medidas destinadas a reducir el consumo. Además, introducir sistemas de calentamiento de agua basados en energía solar; e implementar un programa nacional de aislamiento de viviendas, capaz de incluir cubiertas, envolventes y aberturas.
Si bien existen proyectos de ley, ordenanzas y decretos dirigidos al acondicionamiento de edificios y viviendas, solo en la provincia de Santa Fe se promulgó una ley de etiquetado de viviendas, transformándose en precursora dentro de la certificación.
Los Ingenieros Civiles y los Maestros Mayores de Obra son los indicados para llevar a cabo la tarea de certificador energético y los responsables de la capacitación de los certificadores, conformando un registro de los mismos.
Toda esa temática debería involucrar a las Cámaras Inmobiliarias, que transmitirán a los propietarios la importancia de esta certificación en el proceso de valoración de sus viviendas. También, sería importante trabajar con los Registros de Propiedad de Inmuebles, para que cataloguen el etiquetado de las viviendas, a los fines de brindarle un marco de seguridad a quien adquiera una unidad.
Otro actor muy importante con quien trabajar desde el inicio de un proyecto, en el uso de materiales y tecnologías, es la Cámara Argentina de la Construcción, entidad la cual nuclea a las empresas constructoras y cuenta con delegaciones en todo el país. Sumando a la totalidad de los actores involucrados, formalizaremos un aporte muy importante en el uso racional de la energía, destinando en forma paralela, recursos económicos para el desarrollo de nuevas tecnologías y la construcción de parques de generación de energía renovable.
Ing. Civil Adrián Augusto Comelli
Presidente del CPIC
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